Nunca creí en los accidentes, a mí nunca me pasarán. Y se ve de todo. Trabajando, si eres un cambista, viene un ladrón y te da seis disparos de su arma, te roba tu vida y la de tu familia. Ah, también el dinero. Eres un periodista, amante de tu carrera, un buen investigador. Descubres malos manejos en un organismo del estado y pones a los corruptos entre la espada y la pared, pero ellos ante eso te ametrallan. Te silencian. En la vida rutinaria, vas caminando con tu enamorada o con tus amigos por una avenida, conversando de los más tranquilo y un sonido los alerta para sentir lentamente como un auto los va arrollando. transportándote a la eternidad.
Bueno muchachos me voy a casa. No, no puedo. Me están esperando allá. Está bien, pero es el último. ¡Salud! Claro mañana nos vemos a las cinco.
Esa tarde los carros a los que me subía normalmente estaban llenos. Espere un buen rato y todos pasaban llenos. Hasta que uno apareció, sí, ese es el carro de los noticieros. Estaba vacío, yo cansado y me subí.
Cielos, sí que corre, llegaré temprano. Yo creía que el conductor era un maestro del transporte público por la manera de correr, la forma de evadir los carros y las tantas veces que le ganó a los semáforos y a los otros carros de su compañía. La adrenalina se apoderó de mi cuerpo. Fue la experiencia más extrema que tuve en mi corta vida y que cada vez me iba asustando. La sonrisa se borró de mi rostro, el pánico dominó mi cuerpo, quería salir de ahí. Cerré los ojos para imaginar que estaba soñando, que era una pesadilla y ya me tenía que despertar, y así lo hice. El sonido de las llantas chillando en las pistas me hizo despertar para poder ver a un Ángel. El mundo se detuvo en ese momento, nos miramos fijamente, sólo estábamos los dos. Hasta que ya no pude aguantar, los ojos me ardieron, las lágrimas llenaron mis ojos, la resistencia se iba debilitando hasta que no pude aguantar la escena. Todo estalló. Vi a la muerte acercándose con su tenebrosa y fatal sonrisa. Eso fue todo.
Sí que huelen bien estas flores, en el noticiero escuché que eran sus favoritas.
Un niño iba feliz a su jardín, quería jugar nuevamente con sus amiguitos, riendo alegremente. El chillido de las llantas alerta a todos en la calle. Una mala maniobra le quitó la vida a un niño. Un angelito que nació.
Bueno muchachos me voy a casa. No, no puedo. Me están esperando allá. Está bien, pero es el último. ¡Salud! Claro mañana nos vemos a las cinco.
Esa tarde los carros a los que me subía normalmente estaban llenos. Espere un buen rato y todos pasaban llenos. Hasta que uno apareció, sí, ese es el carro de los noticieros. Estaba vacío, yo cansado y me subí.
Cielos, sí que corre, llegaré temprano. Yo creía que el conductor era un maestro del transporte público por la manera de correr, la forma de evadir los carros y las tantas veces que le ganó a los semáforos y a los otros carros de su compañía. La adrenalina se apoderó de mi cuerpo. Fue la experiencia más extrema que tuve en mi corta vida y que cada vez me iba asustando. La sonrisa se borró de mi rostro, el pánico dominó mi cuerpo, quería salir de ahí. Cerré los ojos para imaginar que estaba soñando, que era una pesadilla y ya me tenía que despertar, y así lo hice. El sonido de las llantas chillando en las pistas me hizo despertar para poder ver a un Ángel. El mundo se detuvo en ese momento, nos miramos fijamente, sólo estábamos los dos. Hasta que ya no pude aguantar, los ojos me ardieron, las lágrimas llenaron mis ojos, la resistencia se iba debilitando hasta que no pude aguantar la escena. Todo estalló. Vi a la muerte acercándose con su tenebrosa y fatal sonrisa. Eso fue todo.
Sí que huelen bien estas flores, en el noticiero escuché que eran sus favoritas.
Un niño iba feliz a su jardín, quería jugar nuevamente con sus amiguitos, riendo alegremente. El chillido de las llantas alerta a todos en la calle. Una mala maniobra le quitó la vida a un niño. Un angelito que nació.